El Laberinto de Escher

La mente de algunos genios es un laberinto donde a veces incluso ellos se pierden. A sabiendas del caro peaje que conlleva, Maurits Cornelis Escher es un viajero abonado a su intrincado mundo de ilusiones, luces y sombras del que, en cada expedición, imperceptiblemente, se aleja un poco más de ser un mero turista. En cada una de estas incursiones, su consciencia se ha ido desgajando en pequeños fragmentos y ha perdido el rumbo en una amalgama de circunvoluciones, geometrías, distorsiones y algoritmos imposibles. Cada estancia ha sido más prolongada y cada regreso ha devuelto una menor parte de sí mismo. Hace días que su cuerpo yace inerte. Hace días que vaga preso y desorientado en algún lugar de su memoria. El tiempo avanza imparable y pronto nada ni nadie podrán traerle de vuelta. Muy pocos serán los elegidos para adentrarse en su búsqueda. Más allá de poco más de una hora, el riesgo de perder la cordura supera con creces lo que una mente humana al uso puede soportar sin sucumbir al delirio.