Cuando piense en su primera visita a una escape room, quizá se pregunte: ¿Será todo tan difícil como un armario de IKEA sin instrucciones de montaje? ¿Cómo se utiliza realmente una llave cuando normalmente sólo se acarician las pantallas táctiles? ¿Y por dónde empezar: por el pánico o por la rendición? No se preocupe, estamos preparados para responder a todas estas preguntas candentes, con un guiño, por supuesto. Bienvenido a esta fascinante sala, donde los habitantes no sólo comparten secretos, sino que también saben hacer un buen chiste.
Lo bueno de las salas de escape es que a veces el más novato ha encontrado la solución mientras el veterano aún está luchando con la primera puerta. Aquí todo el mundo es igual: unos aportan sus gloriosos fracasos como experiencia, otros su capacidad para no esconderse inmediatamente ante un rompecabezas. Aunque a veces discutamos como una familia en la cena de Navidad, todos estamos de acuerdo en que son las pequeñas cosas de la vida (como las pilas que siempre faltan) las que marcan la diferencia.
Recuerda el concepto de "huida": La mejor escapatoria es siempre por la puerta, a menos que seas un ninja y prefieras el techo. Así que, si ves una puerta, busca la llave. Este método está más probado que intentar atravesar la pared con las manos desnudas. No rehúyas las pistas: Son como los fantasmas amistosos que te muestran el camino sin que tengas que compartir el mérito con nadie.
Un entusiasta de las escape room recomienda escudriñarlo todo con atención: ¿quién sabe, quizá la salida esté hábilmente disfrazada de escotilla en el suelo? Es importante compartir todas las ideas, incluso las más locas, con el equipo. ¿Quién iba a pensar que "vamos a fingir que somos muebles" podría ser la solución?
Un amante del orden aconseja reunir todos los objetos encontrados en un mismo lugar. Es como un mercadillo: nunca sabes lo que vas a encontrar, pero es bueno saber dónde está. Normalmente cada objeto tiene su gran momento en la sala de escape, después es sólo un bonito recuerdo. Si prefieres la emoción de hacerlo tú mismo, pídele al maestro de juego que sólo te dé pistas cuando hayas dado tres vueltas en círculo y hayas dicho "por favor, por favor, por favor".
Prepárese para orientarse rápidamente y comprender los enrevesados procesos de pensamiento de los creadores de la sala de escape. No toque todo al azar, a menos que quiera comprobar si el jarrón también forma parte del rompecabezas. Sin embargo, si siente el impulso de explorarlo todo, hágalo: lo más probable es que se encuentre con algo importante. Si un objeto se resiste, recuerda: menos fuerza, más cabeza. No te quedes sin el objeto decorativo crucial.
También te aconsejamos que mantengas la calma y la concentración: el pánico no es un buen consejero, a no ser que estés jugando a "Quién se pone histérico más rápido". La buena noticia es que siempre hay tiempo suficiente para planear el siguiente movimiento y superar la capacidad de atención de un pez dorado. La sala de escape agradecerá tus esfuerzos. Lo más importante es divertirse jugando. Si lo consigues, las salas de escape podrían convertirse en tu nueva obsesión. "Pero eso no significa que no tengas que pensar", un sabio consejo que incluso los jugadores más experimentados deberían recordar, aunque estén intentando escapar de una réplica de una tumba egipcia.