Dice la leyenda, que en el pueblo de Sant Fruitós de Bages hay un antiguo convento con más de 200 años de antigüedad que fue blasfemado hasta tal punto, que tuvieron que cerrar las puertas de forma repentina. Parecía abandonado, pero sin embargo, muchos vecinos cuentan historias sobre ese lugar, dicen que está maldito, que se escuchan gritos y llantos de su interior e incluso, los más atrevidos cuentan que un grupo de personas elegidas por el pueblo, entraron para intentar bendecir el lugar pero nadie las ha visto salir… desde entonces, el nivel de actividad ha aumentado, sombras aparecen en las cercanías de ese lugar y gritos de desesperación sucumben entre sus muros. El pueblo necesita encontrar a unos nuevos elegidos para acabar de una vez por todas con esa maldición.
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