De repente todo está oscuro. Abres los ojos y te encuentras encadenado en una habitación fría, húmeda y silenciosa. Un inquietante zulo. No sabes cómo has llegado hasta allí… Y lo peor: no sabes si vas a poder salir. Lo último que recuerdas es sentir unos pasos tras de ti y una firme mano con dedos como garfios agarrándote el brazo. Pero por unas décimas de segundo sí que pudiste ver algo más: la mano estaba tatuada con un murciélago, el mismo del que hablaron en las noticias esa misma mañana, cuando anunciaron una nueva desaparición. Y van cinco… Cinco personas desaparecidas en los dos últimos meses. La sangre te bombea en las sienes, tu corazón va a mil revoluciones… Ahora te encuentras en un lugar impío y tenebroso, y con la apremiante sensación de que solo en tu propia voluntad, utilizando tu sentido común y manteniendo la calma, lograrás fugarte del zulo.
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