Las noches madrileñas, famosas por su desparpajo y frenesí, se cubrieron de desolación y hastío ante la noticia: Un asesino en serie actúa en la ciudad. Grupos enteros empezaron a desaparecer de las calles de Madrid a diferentes horas del día y nadie sabía nada. Solo una cosa, nadie volvía a verlos jamás. Tras sucesivas investigaciones policiales, se descubrió que todo era obra de un solo hombre: Un asesino letal y despiadado, que secuestraba a sus víctimas, las encerraba en un sótano herméticamente y jugaba con ellos durante 60 minutos exactos, en los que las víctimas luchaban por salvar sus vidas y la policía por encontrarlas… Después, los devoraba por partes. Cuando el proceso había acabado, la comisaría de policía judicial de Madrid, recibía una caja con el cráneo de cada una de las víctimas absolutamente desnudo de piel y sesos. Y una nota que decía: “Las víctimas, antes de ser secuestradas, tan solo ven una sombra pasar” ¡Un infierno! Hasta ahora, nadie sabe dónde está su guarida. Nunca se conoció su rostro y nunca se encontró ningún cuerpo. Su obra es espeluznante y su secuestro letal. Hasta hoy nadie ha logrado escapar. ¡Oh, no! ¿Qué es eso que hay ahí? ¡¡Una sombra!!
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