Todo comenzó cuando el capitán pirata C. Davis decide apoderarse de tres diamantes ocultos en una gruta natural de un islote perdido en el Caribe. Había una leyenda que hablaba de una maldición para el poseedor de las joyas. Una vez llevado su plan con éxito, descubre que las habladurías eran ciertas, y una vez con la posesión de dichas joyas, una terrible epidemia infectó a la tripulación, siendo condenados desde entonces, y al capitán del navío, obligado a vagar por su buque encallado por toda la eternidad. Cuenta la leyenda que si se consigue devolver los diamantes a su cofre, la maldición acabará para siempre, y el capitán podrá obtener su ansiado descanso eterno…
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