Desde que perdí a mi hija no he vuelto a ser el mismo . . . y en mi afán de reencontrarme con ella me ha llevado a experimentar más allá de la razón con la de invocar su presencia una vez más.
Desde que perdí a mi hija no he vuelto a ser el mismo . . . y en mi afán de reencontrarme con ella me ha llevado a experimentar más allá de la razón con la de invocar su presencia una vez más.
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