¡Declarados HEREJES! ¡Seréis enviados a la Hoguera! Corre el año del señor de 1482. Después de una noche en la taberna en la que alguno de vosotros habló más de la cuenta, sois denunciados al tribunal de la Santa Inquisición y declarados herejes por el mismísimo Inquisidor General del reino, el dominico Tomás de Torquemada. Tras un juicio sumarísimo, vuestra condena es la muerte en la hoguera. El día de la ejecución, al alba, sois encerrados todos en la misma celda a la espera de ser ajusticiados. Es la primera vez que estáis juntos en meses. Desde la ventana de la celda se escuchan los cascos de los caballos avanzando por la calle, repiqueteando sobre los adoquines mientras arrastran las carretas con la leña que ha de arder en vuestras piras. Los curiosos se van acercando a la plaza atraídos por el morbo de una ejecución inminente. El cielo, sin una sola nube, promete que ni la lluvia detendrá el fuego purificador. Después de arrojaros en la celda, los guardias cierran la puerta y se alejan para realizar los últimos preparativos. Es el momento de huir, pero disponéis de muy poco tiempo para la fuga ¿Lograreis sobrevivir? Dentro de 75 minutos los guardias volverán a por vosotros.
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